Abrir la caja negra, dejar el escenario vacío (como hiciera primero Meyerhold, y luego otros como Grotowski y Brook), es un símbolo de la lucha por liberar al teatro de todo lo superfluo. Cámara Negra, compañía fundada en 1996 por su director Carlos Alvarez-Ossorio, toma de ahí su nombre, de esa búsqueda que comparte, de ese compromiso austero con el hecho teatral.

Desde su fundación, la compañía ha montado textos de Shakespeare, Chejov, O’Neill, Müller, Ibsen, Koltés o Dostoievski, siempre desde un compromiso claro con el teatro contemporáneo. Sus montajes han viajado a lo largo de todo el territorio español, además de actuar en Cuba, Francia y Alemania, habiendo recibido por su trabajo numerosos premios, entre los que caben destacar un Premio de la ADE (Asociación de Directores de Escena de España), un Premio Telón Chivas y un Premio MAX.

La crítica ha destacado de Cámara Negra su «experimentación y austeridad» (Diario de Sevilla), que «lleva sus propuestas hasta el límite» (ABC de Sevilla), «que apuesta por la investigación sin concesiones» (BoleTiNT), que «remueve entrañas» (Revista Época), y que sus actores realizan «actuaciones al borde del límite» (El Correo de Andalucía). Se ha definido a la compañía como “un proyecto comprometido sin coartada con el hecho teatral” (Dioivo) que realiza “propuestas radicalmente nuevas, experimentales y sobrias” (Praza Pública) y que “en cada obra que acomete consigue realizar el milagro de los panes y los peces” (Diario de Sevilla). Se ha definido también su trabajo como «arte del bueno» (Adelante, Cuba), como “un regalo para la escena contemporánea” (Málaga Hoy), que «sacude los sentidos» (Mundoteatro), y donde «todo significa, pancomunica, porque lo que deja de estar comunica por no estar, y lo que deja de hablar comunica por no hablar» (LaTeatral). Se ha hablado de su «visceralidad» (El País) y de su capacidad para realizar «una ceremonia escénica de gran impacto visual en el público» (La Razón).