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«Ojalá todo el teatro trasmitiese esto. […] Una obra imprescindible. […] Explota, revienta, y deja un regusto a fluidos corporales, a sufrimiento y a goce. Fabuloso trabajo de los actores. […] Una obra de entrega. […] Actores dispuestos a todo, […] que lo dan todo, que aportan la suciedad y el vaciado de entrañas necesarios para lograr el objetivo: remover algo que llevamos dentro y que rara vez es motivado. […] Todo una sobrecarga de agresividad y euforia en pleno contraste con la austeridad de los elementos utilizados […] que, precisamente por este contraste, realzan su propio significado. Como en anteriores montajes de Cámara Negra, nada sobra, nada es casual. […] Ante una postura radical como ésta, en la que se plantean las bases de lo que tenemos en común como seres humanos, solo se puede asentir o repudiar. Hubiese sido posible reivindicar los mismos conceptos de forma más moderada, pero no hubiese sido posible mantener el grado de legitimidad que casi siempre otorga el riesgo.»
GONZALO ANDINO. LA TEATRAL

«El espectáculo hurga en las partes más morbosas de la historia del príncipe de Dinamarca. La furiosa sexualidad de este montaje deviene antológica. La carne derramada y el aullido liberado campan a sus anchas por el negro espacio central. El director demuestra un conocimiento adecuado de los elementos escénicos que maneja. Su propuesta es personal y coherente. Bebe en las experiencias de los ritos grotowskianos en un desenfrenado culto a la violencia y la sexualidad; se inspira en el teatro expresionista de Kantor, dando vida a los objetos de la ceremonia y destrozando los límites de la comunicación teatral, y cree en un actor físico y místico entregado a la representación con fiereza de militante. […] Este espectáculo de carácter ritual es entretenido de ver, nunca deja de sorprender visual, rítmica y emotivamente.»
JUAN ANTONIO VIZCAÍNO. LA RAZÓN (MADRID)

«Se puede afirmar que podemos dar la bienvenida a un nuevo creador. Carlos Alvarez-Ossorio vuelve a demostrar que conoce a la perfección la obra de Shakespeare y tiene un sexto sentido para captar la esencia de su discurso. […] No se limita a ponerla en escena sino que la elabora y la desgrana buscando el motor de la misma y nos la ofrece despojándola de artificios. Cuenta para ello con un grupo de actores […] que se ponen a su disposición casi de manera religiosa ofreciéndonos unos momentos ciertamente espectaculares en lo que a interpretación se refiere.»
JAVIER PAISANO. EL CORREO DE ANDALUCÍA

«Nos sacude los sentidos con un Hamlet de quirófano. […] La expresión, pura en todo momento, como la presencia física desnuda de los personajes, parecen querer acribillar al espectador. Las claves hay que buscarlas en un guión repleto de símbolos y paralelismos, en unos actores todoterreno cuya entrega les lleva casi al paroxismo, y en una dramaturgia original. […] Sexo, muerte y ambición parecen ser los pilares de una historia que se proyecta hacia el espectador de forma transgresora y en el que la violencia sobresale de forma explícita. […] Debemos resaltar como gran aportación el magnífico tratamiento del tiempo, con un pendulante marcador del ritmo que nos regala varias piezas en la más absoluta asincronía, pero que nos sumergen en el drama de una forma peculiar.»
ANTONIO PUENTE. MUNDOTEATRO

«Una puesta en escena fuera de lo habitual, con una versión particular de una de las obras más representadas y estudiadas de la dramaturgia occidental. En un espacio rectangular, a ras de suelo y con el público rodeando la escena, se juega con los mínimos elementos, organizados de manera ritual. […] Una propuesta que bebe en las fuentes de la biomecánica, el teatro pobre y el de la crueldad. El notable trabajo actoral se basa principalmente en el método de las acciones físicas, sin olvidar la matización del texto».
DESIRÉ ORTEGA. DIARIO DE SEVILLA

«Un Hamlet de lo más sórdido. […] Sexo, locura y voces, con una puesta en escena a base de velas, vino y pan. Simple y suficiente. Niños y mayores permanecieron en un silencio sepulcral. […] Una constante llamada a los instintos más profundos y animales del hombre. […] Percibimos la intensidad con que la compañía Cámara Negra ha preparado este montaje y la entrega excesiva en determinados momentos».
LARA MARTÍNEZ. ABC DE SEVILLA

«Tomando como referencia al personaje shakesperiano, muestra situaciones de violencia, sexo y poder en una más que interesante función. […] El espectáculo está montado en escenario central o circular, de modo que se propicia la cercanía del público a los intérpretes quienes […] hacen un alarde de sus capacidades de expresión corporal transmitiendo al público sensaciones que, quizá, con la palabra (o sólo con la palabra) no percibiría. La atemporalidad en que se sitúa la acción, sin precisiones cronológicas ni de épocas, y la neutralidad del vestuario, ropas negras, permiten que el espectador juegue con su imaginación. En este «Apuntes para un Hamlet», para mí, lo importante no es el personaje histórico, el Príncipe de Dinamarca, sino las sensaciones que desde la escena llegan a los espectadores: la violencia, el sexo, el deseo de poder que, lamentablemente mueven al mundo.»
SALVADOR ENRÍQUEZ. TEATROENMIAMI.COM

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