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CRÍTICAS

«Ese juego de ausencias recobradas, de materialización de un recuerdo convertido en presencia física, es uno de los aciertos más sutilmente elaborados por Carlos Álvarez-Ossorio en escena, realizado por medio de una magistral escenografía lumínica, en la que la luz se convierte en el aura del ausente, así como en arquitectura, edificando una y otra vez los espacios del horror. Luz convertida, incluso, en metáfora y presencia del ser humano, en su propia carne, como la de ese ahorcado que se remeda en escena por medio de un foco que, al ser descolgado (en uno de los efectos más sorprendentes de Si esto es un hombre), es seguido con su mirada por Carlos Álvarez-Ossorio, iluminado por el ejemplo ético y la entrega moral de aquéllos que, aun a riesgo de sus propias vidas, se inmolaron al enfrentarse con todo un sistema contra el que apenas nada podían. Queda esa luz, sobre el escenario, la llama de la resistencia: la no claudicación. Muchos otros son los momentos de una poderosa dramaturgia escénica en Si esto es un hombre, desplegados con unos recursos mínimos, pero con una capacidad de evocación tan lograda como perturbadora. El juego con las cenizas es uno de ellos. […] Aquéllos que asistimos en la sala Artika de Vigo al estreno de Si esto es un hombre, el 24 de enero del 2020, fuimos inmediatamente consciente de hallarnos no sólo ante una obra de una incuestionable calidad ética y estética, sino ante una propuesta teatral de una capacidad concientizadora, por su radicalidad y verosimilitud, como pocas hemos visto sobre nuestros escenarios en los últimos años. […] Si esto es un hombre es una obra que, necesariamente, perturba al espectador, y lo hace, en buena medida, por el propio medio a través del cual se expresa: el teatro.» PACO YÁÑEZ. ARTES Y COSAS

“La oscuridad del ser humano. Un escenario parco, desnudo, desolador. Un hombre sólo. Un actor que se enfrenta al reto de transmitir el horror vivido por otro. Un viaje hacia el otro lado del espejo, hacia la oscuridad del ser humano. La oscuridad de nuestra sociedad. Una única arma: La palabra. […] Si esto es un hombre asume el riesgo de romper la cuarta pared desde la primera línea de dialogo, de implicar al espectador (carne y sangre) desde las palabras iniciales, de pedir participación emocional a quien no tiene referencias sobre la dureza del espectáculo que ha ido a visionar. Carlos Álvarez-Ossorio se desnuda (literalmente) a nivel emocional en un montaje ágil pese a lo árido y penoso de la propuesta. […] El monólogo no sólo se centra en las vivencias de Primo Levi durante sus diez meses de infierno en Monowitz. Es una paleta viviente y sangrante sobre el ser humano y su capacidad para crear (y resistir) el horror. Un mensaje de plena actualidad en un mundo donde las dictaduras invaden países ante la mirada consentidora de los otros, donde los hombres huyen de su historia, de guerras interminables, del hambre y la miseria. Carlos Álvarez-Ossorio se va transmutando en “menos humano” conforme avanza el monólogo. La anulación del ser humano es patente en su actitud corporal, en sus reflexiones y sentimientos de culpa y degradación. El uso de una iluminación (Violeta Martínez Rivera) expresionista, luces laterales o cenitales, duras, intensas, produce una sensación de ajenidad, de extrañeza sobre la propia condición humana. […] El actor realiza un intensa maratón en lo interpretativo (y en lo humano) para mostrarnos ese “descenso ad infernos” que acontece a las víctimas de los totalitarismos. Porque aunque parte del texto de Levi y sus experiencias personales, este texto puede aplicarse a todas las ideologías extremas que anulan al ser humano, sean del color que sean. El trabajo corporal es agotador. El proceso de animalización se puede casi palpar, el sudor, la miseria, el agotamiento anímico hasta que la cosificación es efectiva. […] Cámara Negra nos invita a un viaje a los abismos del ser humano, hacia las vísceras, hacía los sótanos más profundos. Hacia la universalidad del horror, aunque se disfrace de un periodo histórico concreto. El protagonista realiza preguntas viscerales a los espectadores, implicándolos, obligándolos a participar en la ceremonia del horror y a significarse. La propuesta de Carlos Álvarez Ossorio y Cámara Negra nos invitan a adentrarnos en la destrucción emocional y física, a la deconstrucción del ser humano. Hacia la insania en una ceremonia que solicita llegar hasta el límite. Teatro desnudo de artilugio, pero pleno de dramatismo. Una propuesta visceral, necesaria, valiente e imprescindible que se suma a la calidad ya reconocida de la programación del Festival Internacional de Teatro Vegas Bajas. Teatro en estado puro.” FRANCISCO COLLADO. ARTEZBLAI

“Se sale chocado de ver ‘Si esto es un hombre’ por su belleza radical. Por su aire de obra que sabe sobre lo que habla y cómo tratarlo en escena. […] Obra basada en el libro que escribió Primo Levi a su salida del campo de concentración de Auschwitz. Un libro capital, fundamental para todos aquellos que crean en la libertad, la igualdad y la fraternidad de los seres humanos. Como lo es esta obra. […] Carlos Álvarez-Ossorio da un recital actoral siguiendo un texto del que él ha hecho la dramaturgia y en una obra que él dirige, convirtiendo el libro en un acto público y compartido. […] Se trata de un montaje que permite que el campo de concentración se sienta y se piense como las condiciones de vida, más bien de muerte, que tenían los häftling. […] Que todo este horror se pueda mirar y que lo que transmite pueda impresionar y estimular el sentimiento, que no la sensiblería, se debe al conocimiento teatral que rezuma el montaje. Desde la selección de textos hecha por Carlos Álvarez-Ossorio, quien no solo ha hecho la dramaturgia de la obra, sino que además la interpreta y la dirige. Talento al que se ha unido el de Violeta Martínez, que ilumina con tal sensibilidad el espacio escénico que permite ver toda la oscuridad de lo que ocurría. Ambos tienen un conocimiento escénico que ejemplifica muy bien el momento que Carlos Álvarez-Ossorio se tira por encima de la cabeza una especie de ceniza. […] Una ceniza que se pega al cuerpo del actor, del que se irá desprendiendo poco a poco a medida que este se mueve en escena. Polvo que se queda en suspensión alrededor del cuerpo delgado, desnutrido y desnudo que se convierte, gracias a la luz, en una ensoñación. En un fantasma que sigue amenazando a la humanidad. Y que, a pesar de su componente estético, pone de manifiesto que no es posible hacer un espectáculo de un hecho como el que se vivió en Europa y, posiblemente, se habrá vivido después en otras muchas regiones del planeta y se sigue viviendo ahora. Sin embargo, sí es posible hacer una obra de teatro e incluso una obra de arte. Una obra radicalmente bella con el dolor, la fealdad, el sufrimiento, los orines, la mierda, la enfermedad y la mezquindad del campo. Bella por lo que logra transmitir. Y por la pregunta que lanza a un público que asiste en silencio y emocionado ante tanta abominación, tanto terror ejercido con impunidad por unos seres humanos. […] Una obra para todos los públicos, porque todos los públicos deberían verla para luego poder mirarse y preguntarse: si esto que he visto es un hombre, ¿es, entonces, un ser humano? ¿Soy yo un ser humano?” ANTONIO HERNÁNDEZ NIETO. HUFFINGTONPOST

“Carlos Álvarez-Ossorio se enfrenta, con la ayuda de Juanjo Villanueva, al reto de adaptar esta obra, compleja y esclarecedora, y lo hace de forma impecable. Se mantienen los ejes fundamentales del relato. La descripción de las condiciones de vida en los campos y el concepto de utilidad por el que se discriminaba a los individuos. La privación y la reducción a la materialidad de los cuerpos. La lógica del lager y la amoralidad de las conductas. El perfeccionamiento de la maldad, en resumen. Sobre un escenario vacío, Álvarez-Ossorio se enfrenta cara a cara con el público en un monólogo poderosísimo. El uso de la luz y del sonido son suficientes para recrear los diferentes espacios del campo. Con mínimos recursos se genera una ansiedad y una angustia difícilmente soportables en algunos momentos. La cuarta pared se rompe para interpelarnos en un constante qué harías tú imposible de contestar, porque la de Primo Levi y la de todos cuantos sufrieron el mismo destino es una experiencia imposible de comprender. A pesar de que nuestras retinas están anestesiadas a fuerza de enfrentarnos a diario a imágenes atroces, Álvarez-Ossorio llega a conmocionarnos con una interpretación de una ficisidad potentísima, que muestra con honestidad el proceso de destrucción que sufrió Primo Levi, con algunos momentos francamente angustiosos. […] Carlos Álvarez-Ossorio logra en un extraordinario trabajo actoral poner en escena los atrocidades del holocausto. La elección de los textos de Primo Levi es cuidadísima y muy acertada. La adaptación mantiene toda la hondura filosófica del texto y la soberbia interpretación de Álvarez-Ossorio amplifica su capacidad para interpelarnos como espectadores. Con una escenografía desnuda, la iluminación y el sonido nos trasladan al lager con una potencia tal que por momentos sentimos la necesidad de suplicar que el horror acabe. Si esto es un hombre es una obra durísima y descarnada, pero de una vigencia imperecedera y, a día de hoy, de una necesidad acuciante contra las ideologías que se sustentan en las mismas premisas que las que construyeron los campos de exterminio.” MARÍA ZAPATA CLAVERÍA. CINEMAGAVIA

“El resultado es una propuesta excepcional, cuidadísima en todos sus aspectos dramatúrgicos, en la que Álvarez-Ossorio traslada al escenario todo el horror, la miseria y la degradación que implantó a la fuerza el régimen nazi contra todo aquel que no formase parte de lo mejor de lo mejor de la raza aria (judíos, gitanos, personas con discapacidad, homosexuales, comunistas o mujeres…). Ha podido verse durante solo unos días en el madrileño Teatro del Barrio, pero es tan urgente como necesario que una pieza así encuentre rápidamente acomodo para una estancia mucho más prolongada en este o en otro escenario madrileño. […] El trabajo que muestra Álvarez-Ossorio sobre el escenario es inolvidable. Un hombre escuálido, casi esquelético, primero pobremente vestido y luego recogido sobre sí mismo en la más absoluta desnudez, ocupa durante hora y media un espacio, totalmente vacío –apenas una humilde silla en uno de sus extremos, y una pantalla al fondo-, para dejar sin aliento al público, que asiste con un respeto y un silencio reverenciales al relato autobiográfico de Primo Levi, encarnado aquí por el magnífico artista gallego. Y digo artista porque el término engloba su labor como actor (excelente, magistral), como de director (meticulosa, milimétrica, redonda), o de adaptador literario (la esencia del libro de Levi ha quedado aquí reflejada con absoluta fidelidad). […] Y, a pesar de un escenario vacío, por él vemos transitar los trenes hacinados, la progresiva despersonalización de los prisioneros de Auschwitz-Birkenau, su hambre y su sed, sus letrinas abiertas a la mirada de todos y rebosantes de heces y orines, la cruel segregación (aquí los más fuertes, allí los inútiles…), la desnudez generalizada, los rapados sin compasión, el maltrato como lema, las cenizas de los cadáveres incinerados en el crematorio… […] Todo esto es capaz de hacerlo solo ante el peligro, ante un público respetuoso en extremo y encogido de dolor y de horror ante la serena, profunda y desgarrada palabra del alter ego de Levi, Carlos Álvarez-Ossorio, un actor excepcional que acepta el reto de llevar a escena un texto fundamental para revivir y conocer las miserias del nazismo setenta y cinco años después de la liberación de Auschwitz: “Nunca hagáis con nadie lo que a nosotros nos han hecho aquí”. Una propuesta ejemplar y absolutamente imperdible.” JOSÉ MIGUEL VILA. DIARIO CRÍTICO

“Monólogo tremendo surgido en defensa de la dignidad humana. Y lo demás ha de ser silencio. Álvarez-Ossorio, en la piel de Primo Levi, se mueve entre las luces y las sombras de los pensamientos de este sufridor –más en penumbra sin lugar a dudas- para lanzar una vez más, pues nunca será suficiente, un órdago contra quienes puedan albergar algún resquicio de duda o de odio de lo que significa despreciar a un extranjero. […] A pesar de la barbarie que se va describiendo minuciosamente, así como la plasticidad periodística a la hora de relatar las inmundicias y los estragos sufridos tanto por las tareas inhumanas a las que eran sometidos los prisioneros como por el hambre y la sed padecidas por éstos, se despierta en el espectador, sin poesía alguna, la compasión buscada. Lo desagradable se ve envuelto en un halo de conmiseración, de caridad, de ternura para nada gratuita. He ahí el éxito de la comunicación. […] La atmósfera creada (brava Violeta Martínez por la luz, sus efectos, su sorpresa…) en un crescendo admirable hace que el público despida al intérprete con una larga ovación y en pie. […] Carlos Álvarez-Ossorio ha dejado patente que tenemos una obligación como individuo de reflexionar profunda y perennemente sobre las consecuencias de violar la dignidad humana solo por el mero hecho de ser el Otro el que llega a nuestro territorio, o, peor aún, si somos nosotros los que invadimos y nos apropiamos de las almas que lo habitan en nombre de la muerte, o de la libertad…” CARLOS HERRERA CARMONA. MASTEATRO

“Salimos más conmovidos de lo que pensábamos, las frases e imágenes vistas nos golpearán con fuerza las entrañas por mucho tiempo. Porque montajes así, pese a su crudeza y dramatismo, son inmensamente instructivos. […] Carlos Álvarez-Ossorio es el responsable absoluto de este montaje. […] Consigue hacer este crudo y desgarrador monólogo, en el que el autor se nos presenta como el propio Levi, pero desde la óptica de nuestros días. La introducción inicial nos sitúa en una perspectiva cercana a los hechos, o más bien nos hace pensar en los lugares similares (campos de refugiados) que existen en nuestros días. […] Nos propone un montaje a modo de monólogo en el que él mismo rompe de inicio la cuarta pared para hablarnos del texto y de su esencia, de lo universal de un relato que nos habla de la dignidad humana. Porque por lejano que nos parezca, el espíritu de lo que cuenta Levi sigue muy presente en nuestro tiempo. […] Álvarez-Ossorio nos suelta ante el abismo de vernos frente a un problema real, enquistado en el mundo, ese que impide a algunas personas ver al extranjero como un igual, que pone barreras a la convivencia, campos vallados para que queden estigmatizados los de fuera. […] El actor entra de llena en la obra original tras dejarnos noqueados con el análisis inicial. […] El relato resulta desgarrador, contando con todo lujo de detalles lo que le ocurre, lo que piensa y lo que siente en esos oscuros meses de cautiverio. […] En él, además de sus vivencias, nos habla de sus reflexiones, de su análisis de lo que supone la mera existencia de un lugar como ese. En ese camino por el infierno, el autor reflexiona sobre la dignidad, sobre el horror, sobre la propia experiencia pero también sobre lo que significa el deshumanizar a un grupo de personas por ser diferentes. Las ideas que van golpeando al autor son analizadas por el actor, que las desmenuza para mostrárnoslas a lo ojos de nuestro tiempo, en el que muchas de esas reflexiones siguen, por desgracia, muy actuales. […] Y todo ello nos lo muestra el actor con la crudeza del testimonio, con el rigor del relato periodístico, con el detalle del dolor más atroz. Y nos lo muestra sin paños calientes, sin poesía, sin edulcorar, con todo el dolor y el horror que sufrió Levi, envolviendo todo de una ternura cercana a la compasión ante unos hechos que avergüenzan a cualquiera. La interpretación de Carlos Álvarez-Ossorio es desgarradora, épica, dolorosa. La facilidad con la que es capaz de meterse de lleno en el horror del texto nos sobrecoge. […] El actor se va resquebrajando a lo largo de la obra, en un impecable trabajo físico. La transformación de Carlos a lo largo de la obra es conmovedora, impactante, dando a cada momento del relato el recogimiento y la manipulación física necesarias. […] Un trabajo cuidadoso, minucioso, impecable, en el que vemos deformarse al actor con cada nuevo suceso. […] Y todo ello ocurre en un páramo, un espacio vacío en el que el actor se arrastra bajo la tenue iluminación que le va marcando el camino. El complejo diseño de luces creado por Violeta Martínez es un prodigio. […] La atmósfera que se crea es sobrecogedora, asfixiante, aterradora. El lugar se va volviendo cada vez más hostil, en un continuo tour de force en el que el actor debe ir adaptándose a todo para no desfallecer. […] Estamos, en definitiva, ante un montaje demoledor, angustioso, que nos pone frente a uno de los episodios más oscuros de la humanidad. Pero lejos de quedarse en ese hecho, el actor nos habla desde el primer momento del campo de concentración como paralelismo a todos lo lugares donde se intente deshumanizar a las personas. […] La Historia siempre nos debe enseñar a recapacitar, para no seguir cometiendo los mismos errores. Por eso este tipo de montajes son tan necesarios.” FERNANDO MUÑOZ JAEN. VISTATEATRAL

«Cada día me encanta más el Teatro de Verdad, de Riesgo, con Rigor, que busque algo más que la obviedad de lo que se muestra de manera plana. Eso encontré ayer en el Teatro del Barrio viendo «Si esto es un hombre», a partir del texto homónimo de Primo Levi, en versión, interpretación y dirección de Carlos Álvarez-Osorio. Sin concesiones, desentrañando un texto escrito desde el horror de Auschwitz, corporizando el miedo, el dolor, lo inhumano de otros supuestos seres humanos que decidieron ser superiores al resto. Un texto violento, imprescindible para entender que los campos de exterminio, el Holocausto, la barbrie nazi no fue una película, sino un plan, algo que se fundamentaba en algo más que el odio, la xenofobia, el racismo, sino que buscaba asentar principios de una idea económica del mundo. A partir de ese material literario escrito con sangre, sudor y lucidez desde el punto de vista del condenado. Álvarez-Osorio presenta un espectáculo bárbaro, con su cuerpo expuesto a todo, con una puesta en escena que pretende llevarnos a los infiernos. Teatro que va en serio desde su propia teatralidad. Vayan. Por forma y fondo.» CARLOS GIL ZAMORA. ARTEZBLAI

«‘Si esto es un hombre’ no es una historia más sobre el Holocausto. […] Es una experiencia que ya el propio Levi había convertido en arte, en literatura […]. Un arte al que se ha unido el de Carlos Álvarez-Ossorio llevando a cabo una labor encomiable desde todos los puntos de vista. Hombre comprometido desde su compañía Cámara Negra, además de con el teatro de investigación, con los problemas sociales de su tiempo -al igual que Levi y que el propio espacio que lo acoge- Álvarez Ossorio ha realizado una adaptación ágil y directa que se centra, no solo en el horror del Lager sino en reflexiones capitales sobre el ser humano, tan actuales en 1944 como hoy, en un mundo donde convivimos cada día con el horror de la guerra, las tiranías y la inmigración, con todos sus muertos y sus infrahumanos campos de refugiados. Más que en la amoralidad o en la crueldad de los nazis, tantas veces resaltada, la obra gira en torno a la humillación y la pérdida de dignidad del hombre. […] Álvarez-Ossorio va enriqueciendo el sobrecogedor relato con una efectiva e inteligente iluminación, con algunas proyecciones sobre la pared del fondo y, sobre todo, con un trabajo físico realmente impresionante. Un proceso en el que su cuerpo, ya de por sí delgado, casi escuálido, se va debilitando hasta que sufre una auténtica animalización -arrastrándose como un reptil herido- para llegar a una cosificación total. Un horror no exento de hermosas imágenes como la de la ceniza que queda flotando en el ambiente. Un magnífico trabajo, necesario hoy más que nunca.» ROSALÍA GÓMEZ. DIARIO DE SEVILLA.

«El gran monólogo de Álvarez-Ossorio nos pone en la piel – literal – de esos hombres; también hubo mujeres, y niños, y ancianos. Nos lleva a rechazar ese padecimiento, esa angustia de no saber; el miedo a sentir dolor, vejación, prisión. Su interpretación es la muestra del camino hacia la locura o la muerte en que el autor hubiese terminado, de continuar en el campo. Un padecimiento necesario, hoy que se cumplen 75 años de la liberación del campo y el fascismo vuelve a Europa.» MIGUEL CABERO. SOÑANDO NAVÍOS

«¿Cómo representar Auschwitz de manera que el público pueda llegar a conectar con esa pérdida de humanidad, esa desesperación terminal? […] El viaje que nos es propuesto es un viaje mental, guiado a través del actor y de la luz, pero que deberá ser recreado por cada uno de los asistentes. […] El ser humano queda despojado de toda humanidad, la vida se convierte en un continuo sobrevivir al minuto siguiente, y para mostrar esta forma de no-vida, la atención está constantemente puesta en el actor, cuya proxemia por el espacio y su tránsito de un lugar a otro (el barracón, el tren…) entrará en plena simbiosis con la iluminación. El diseño de iluminación es un ejemplo de esas propuestas que no necesitan de grandes artificios para mostrarse contundentes en lo que cuentan, en lo que transmiten. […] El intérprete interactúa con la luz, […] y así interpretación y luz se muestran como un tejido único, como si hubieran sido entrelazadas poco a poco, con cuidado, durante todo el proceso de creación; pocas veces se ve esto de forma tan clara y tan continuada encima de un escenario. […] Los pocos pero escogidos materiales físicos presentes en escena nos llevarán a atmósferas de una riqueza visual extrema, como el momento en el que el actor se cubre con las cenizas; aparte de por su contenido simbólico en sí mismo, estas cenizas cobrarán una fuerza inusitada transformando el escenario al quedar suspendidas durante un largo espacio de tiempo, interactuando con la luz y transportándonos de repente a un lugar irreal y devastador, como tuvo que ser el propio campo de concentración. […] Las huellas del intérprete en el escenario al caminar sobre esas cenizas y bajo una luz oscilante nos trasladan a un nuevo espacio simbólico; las huellas son plasmadas en una suerte de círculo y atmósfera irreal de los que parecerá que es imposible salir también, conduciéndonos cerca de un final de obra que, aunque sabíamos que llegaría con las tropas de la liberación, nos deja la respiración contenida.” ALEJANDRA MONTEMAYOR. ILUMINET

«En este sobrecogedor montaje versionado, dirigido y protagonizado exclusivamente por Carlos Álvarez Ossorio y que pudo disfrutarse en el comprometido Teatro del Barrio, el actor pone voz a las palabras de Levi y nos adentra en el infierno deshumanizador del lager (campo de concentración). La iluminación desempeña un papel crucial en ese escenario semivacío, siendo los tonos azules/grises los que ocupan la mayor parte de la historia mientras que al final se vuelve a la calidez del amarillo. Auschwitz fue la materialización del infierno de Dante en la tierra y el propio Levi lo quiso ver así. […] La obra de Levi constituye una fuente de información valiosísima para poder comprender el horror del nazismo.» MANUEL ZULOAGA JIMÉNEZ. TEATRO MADRID

«Tanto la potente interpretación de Carlos Álvárez-Ossorio como la escenografía y sonido dirigen la atención del espectador, de un modo casi impersonal, a la peor cara de la condición humana. Apenas en penumbra (una luz lejana hacía el hombre, otra a una caja pequeña de madera) el discurso comienza. Las tenues luces harán la vez de personas y objetos por los que moverse. Los metálicos ruidos de puertas y cerrojos aportan una tensión que el actor casi hace innecesaria con su buen hacer.» PEDRO DOMÍNGUEZ. TEATRO DEL BARRIO

PRENSA

Cámara Negra estrea «Si esto es un hombre» de Primo Levi (ERREGUETÉ. Revista Galega de Teatro)

Entrevista a Carlos Álvarez-Ossorio: «En Auschwitz, o corpo é o teu propio enemigo» (PROGRAMA ZIGZAG. TVG)

Entrevista a Carlos Álvarez-Ossorio: «Si esto es un hombre é unha viaxe cara ao lado máis escuro do ser humano» (ERREGUETÉ. Revista Galega de Teatro)

Entrevista a Carlos Alvarez-Ossorio: «Auschwitz podería ser unha parábola do capitalismo» (NÓS TELEVISIÓN)

Cámara Negra se adentra en Auschwitz con Levi (LA VOZ DE GALICIA)

«Si esto es un hombre» o Primo Levi en Auschwitz (LA VOZ DE GALICIA)

«Si esto es un hombre» de Cámara Negra chega á Sala Ártika de Vigo (NÓS TELEVISIÓN)

Entrevista a Carlos Álvarez-Ossorio: «Auschwitz segue existindo. Non deixa de ser unha metáfora sinistra da nosa sociedade» (PRAZA.GAL)

Entrevista a Carlos Álvarez-Ossorio: «Al final, en Auschwitz, el enemigo es tu propio cuerpo» (CANAL EXTREMADURA)

41º Festival de Teatro Vegas Bajas y Carlos Álvarez-Ossorio (LA SALA – RNE)

Cámara Negra presenta en el Festival de Teatro Vegas Bajas: “Si esto es un hombre” (NOTICIAS EXTREMADURA)

El Festival Nacional de Teatro Vegas Bajas de Puebla de la Calzada, otorga los premios de su 41 edición (VENTANA DIGITAL)

Cámara Negra Teatro presenta en Tenerife «Si esto es un hombre», una adaptación del relato de Primo Levi en Auschwitz (CULTURAMANIA)

El laboratorio escénico de Auschwitz (EL DÍA)

Entre tanto estreno teatral, ¿qué no deberías perderte en septiembre? (HuffingtonPost)